"Quisiera saber llorar como un niño para sentirme mejor hombre"
"Vivo para creer; creo para vivir"

domingo, 21 de agosto de 2022

La chica Finisterre

 


La chica Finisterre es la sonrisa perenne en un rostro joven de mujer. Una mujer que decidió un buen día marcarse como reto una peregrinación fuera de toda lógica y grandeza. Porque grande, muy grande se vislumbra el reto de peregrinar desde Finisterre a Jerusalén ayudada “únicamente” por sus pies, una mochila a la espalda y una fe mirando al cielo de esas que estoy seguro deben provocar, más allá de las nubes, el mismo rictus de admiración que sin duda provoca en quienes aquí abajo la seguimos desde hace ya algún tiempo.

Quizás esta chica habrá tenido o tendrá momentos de soledad sintiéndose verdaderamente sola, pero además de su fe inquebrantable, debe saber que detrás de ella vamos miles y miles de personas que sin vernos, alentamos cada uno de sus pasos, cada uno de sus sufrimientos, sonrisas y encuentros con Dios y consigo misma.

Porque para quienes piensen que Dios no existe o es algo así como una quimera, les diría que ese Dios es Aquel que la recibe con las puertas abiertas de corazones y casas en cada uno de los lugares en los que va haciendo escala.

Son seis mil kilómetros; son más de siete meses de camino ya recorrido cruzando países, idiomas y costumbres; pero todo con el denominador común de la fe y el esfuerzo. Y más allá de la fe que contagia, de esa sonrisa que transmite, está la enseñanza particular en mí de una persona valiente como pocas que en un mundo como el nuestro cegado por nubes oscuras, ve brillar entre ellas un rayo de esperanza con nombre de mujer.

 

*Mi admiración más absoluta y oraciones por Carlota Valenzuela con el deseo de que Dios y la Virgen la guíen y pueda llegar con la sonrisa de siempre al lugar donde todo empezó.