"Quisiera saber llorar como un niño para sentirme mejor hombre"
"Vivo para creer; creo para vivir"

miércoles, 30 de septiembre de 2015

El retorno

Aunque suene a la última entrega de una saga cinematográfica, así es. Quien nunca debió marchar; aquel que por más veranos, fiestas, calores y cervezas se echó a sus espaldas abandonando el camino iniciado aquí, ha regresado a ese otro calor de una barra de bar bajo el abrigo de Aquel que siempre me quiso y supo esperar.

No hay mejor amigo que el que sin estar, siempre acompaña. El que en las buenas deja su mano y en las malas, me abrazó y llenó de protección.
Verano extraño, de dolores y enfermedad a cuestas; nunca antes quizás merecieron más las letras y acciones ser escritas y compartidas aquí con Él, bis a bis como durante estos meses.

Sin embargo, opté por dar callada por respuesta. Por interiorizarme hasta el extremo de no compartir cargas y hacer más llevaderas las contrariedades.
Risas hubo; fiesta y boato, también. Músicas, bodas, brindis y jolgorio, no faltaron; pero sentado hoy en el mismo banco de siempre a altas horas de la madrugada, miro fijamente a mi Amigo y me pregunto:

Escudado en el verano ¿yo también te abandoné?
Y la respuesta a modo de pelota que golpea la pared y me devuelve el golpe, es que sí.

Nunca es tarde para recapacitar, ni pronto para pedir perdón.
Vuelvo al Amigo; regreso a esa charla que nunca debí dejar.

Retorno al sabor de la cerveza acompañado de quien mejor sabe beber conmigo:
 
“Mi Dios y sin embargo, Amigo”