"Quisiera saber llorar como un niño para sentirme mejor hombre"
"Vivo para creer; creo para vivir"

lunes, 12 de diciembre de 2022

Reacción en cadena

 



Tarde de misa dominical en hora vespertina poco habitual en mí. Homilía larga y un poco tediosa. Quizás es más mi falta de abrir más los oídos y la patata que últimamente no se abren como debieran de par en par.

Poco cántico, lo cual agradezco y llega el momento de darnos la paz.

“ La paz esté con vosotros” “Y con tu espíritu” “Daos fraternalmente la paz”

¿Fraternalmente? ¡Si desde que se inició la maldita pandemia la paz se asemeja más a un saludo japonés que al habitual apretón de manos, abrazo  o sucedáneo!

Pero Dios en ocasiones obra acciones en circunstancias que sin ser milagros, con los tiempos que corren, a mí me lo llegan a parecer.

Donde hasta ayer había miedos, miradas escondidas y pocas palabras, puso Dios delante de mí a una joven desconocida que al darme la paz me ofreció su mano. ¡De mil amores se la estreché como de mil amores ofrecí la mía a la mujer que tenía sentada a mi lado! Y no sólo no la rehusó sino que busco en su compañera de asiento también la suya. Y ese saludo se trasladó al banco trasero y como una reacción en cadena se extendió hasta donde yo pude ver, que no es mucho, pero suficiente.

Quizás sólo fuera ayer y esto no se repita en mucho tiempo, pero mereció mucho la pena sentir como siempre la calidez de hermanos de fe.