"Quisiera saber llorar como un niño para sentirme mejor hombre"
"Vivo para creer; creo para vivir"

miércoles, 16 de agosto de 2017

Mar en calma



Me dejo llevar por la corriente para acabar en un mar en calma. El balanceo de las pequeñas olas me acomoda en un colchón de agua mansa que me hace ver un cielo azul sin nubes amenazantes.
 
Es la paz en soledad o la soledad en paz. Un pequeño viento y poco más.
Ese es mi estado espiritual actual. Diríase que es un estado deseable para todo cristiano; pero después de tres meses sin aparecer por aquí; de tres meses dejándome llevar por esa corriente del conformismo en el que me he lanzado sin salvavidas, es hora de decir alto y claro…
¡¡¡BASTA!!!
¿Este es el creyente que quiero ser? ¿Aquel que se acomoda en las costumbres de una vida mediocre, de oraciones, presignaciones y meditaciones sin meditar?
¡¡¡NO!!!
Es hora de volver a las andadas; de pelear y defenderme de mí mismo a la hora de mantenerme vigilante ante las acechanzas del demonio llamado pereza.
Es hora de quitarle las baterías al autómata de espíritu en el que me estoy convirtiendo.
Es hora de escuchar campanas sin campanario; oler inciensos sin olfato y leer con ojos de corazón lo que los oculares sólo se atreven a seguir en orden.
No puedo permitir visitar capillas sin ver a Dios, sin pedir, sin escuchar, sin sentir.
Sin forzar, me dejaré llevar, guiar y aconsejar nuevamente por Quien siempre está y no siempre descubro.
Mi mayor sacrificio, debe ser nuevamente el realizarlos. Sólo así, mente y cuerpo seguirán siendo dos en uno y lo que ahora es un mar, podrá volver a ser un alma en calma.